Antiguamente la camisa blanca o de tonos claros era signo de distinción porque sólo los aristócratas y personas de buena posición tenían gente a su servicio que las mantenía siempre limpias. Además no existían las lavadoras eléctricas ni los detergentes con blanqueadores; así que las camisas de colores más oscuros las usaban la gente común, pues ocultaban la mugre.