Aún cuando fuera cierta la versión de Andrea Benítez (hija del titular de la PROFECO) en el sentido de que se molestó porque no se respetó el orden en la asignación de mesas y el trato grosero que le dieron en el restaurante Maximo Bistrot; la gente ya ha hecho un juicio de valor sobre el suceso y emitido su opinión en las redes sociales con el hashtag #LadyProfeco, censurando su prepotencia.
Ustedes que me siguen, saben que la imagen es resultado del comportamiento y las apariencias y, dado que el poder es un juego de apariencias; la gestión de la imagen resulta crucial en nuestras vidas, y más en la de los servidores públicos. En este caso quiero hacer notar que los poderosos no caen por los errores que cometen –pues es de humanos errar-, sino por la forma en que los manejan.