5 beneficios de trabajar en tu imagen pública

En una publicación anterior se definió el concepto de imagen pública, en esta ocasión les hablaré de los beneficios de la gestión de tu imagen pública. Hoy, más que nunca, nos enfrentamos a nuevos desafíos que nos obligan a reflexionar en la importancia de la gestión de nuestra imagen pública. Aquí los beneficios.

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1. Cuando las personas trabajan en su imagen pública evitan ser víctimas de las circunstancias, afirman su identidad y propician respuestas y asociaciones positivas en los demás

2. La gestión de tu imagen pública ayuda a definir valores, objetivos y estrategias para sobresalir, lograr satisfacción y felicidad.

3. En términos comerciales una buena imagen de marca impulsa el interés por comprarla, en el ámbito personal ésta se materializa en prestigio, trabajos, recomendaciones y éxito.

4. Una imagen pública sólida aporta resultados emocionales y propicia sentimientos positivos entre los grupos de tu interés.

5. Una imagen pública fuerte es generadora de confianza y buena reputación en la medida que no exista disonancia entre las percepciones y expectativas que genera, y las realidades que entrega.

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Edificar una imagen pública y sostenerla en el tiempo es un ejercicio sofisticado que requiere de conocimientos y un método, el desarrollo de capacidades, perseverancia y trabajo. En IMAGEN QUE GENERA VALOR podemos ayudarte a gestionar tu marca personal y convertirla en una experiencia de vida.

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Imagen Pública: definición

Imagen es un término polisémico, quiere decir que tiene varios significados. La mayoría de las personas tienen una idea de lo que es la imagen; sin embargo, esas ideas no necesariamente implican los mismos presupuestos ni puntos de partida. Si consultas el diccionario observarás que la palabra imagen es motivo de diversos significados, WordReference.com señala, entre otros, que imagen es “figura, representación de una persona o cosa”, también indica que imagen es la “representación mental de algo”. La primera definición se refiere a imágenes icónicas o materiales; la segunda a imágenes mentales.

La definición más corta de imagen pública la da el señor Víctor Gordoa, quien dice que es “percepción”. Entonces, si al concepto de imagen le agregas la palabra pública, estamos hablando de un concepto más amplio que se opone a lo privado, de manera que todos pueden verlo u oírlo. 

Ahora bien, ¿por qué es tan relevante la imagen mental cuando hablamos de imagen pública? La respuesta es simple, porque es la única capaz de producir actitudes y conductas en los individuos. ¿Y cómo se forman las imágenes mentales? Se forman con las comunicaciones tanto simbólicas como conductuales. Te daré algunos ejemplos de símbolos: el Capitolio, una cruz, una bandera, la ropa, incluso un color. Ejemplos de comunicaciones conductuales pueden ser: el saludo, el comportamiento en una reunión de trabajo, el apoyo a una idea o a una persona, entre muchos otros.

Jesús María Cortina[1] define la imagen como el “conjunto de ideas, prejuicios, opiniones, juicios (sean éstos verdaderos o falsos), sentimientos, percepciones, experiencias (adquiridas personalmente o relatadas por otras personas), con relación a una persona física o moral, institución, empresa, grupo religioso o étnico, partido político, gobierno o nación”.

A la luz de lo expuesto, podemos decir que la imagen es un juicio de valor que la gente hace y que expresa en forma de opinión. Y la opinión, según Platón, es una “posición intermedia entre el conocimiento y la ignorancia”. Ello sugiere un conocimiento parcial de la realidad basado en impresiones y ambigüedades.

Por tanto, la imagen pública es un juicio de valor que tiene la audiencia sobre una persona, institución, objeto, empresa, etc. que se produce como resultado de su comportamiento (fondo) de sus comunicaciones simbólicas (forma) y la clave se encuentra en la percepción que las comunicaciones simbólicas y conductuales despiertan en la audiencia. Como evaluación social compartida, la imagen pública es capaz de promover conductas de valor.

En consecuencia, el poder de una imagen pública radica precisamente en su capacidad para despertar reacciones y sentimientos hacia alguien o algo. Si las comunicaciones conductuales y simbólicas responden adecuadamente a las expectativas de los grupos de interés, lo más probable es que su respuesta sea de aprobación y apoyo.

Cada día hay más interés por la imagen, y éste surge del convencimiento acerca del impacto que tiene como elemento generador de valor. Si quieres conocer los beneficios de la gestión de tu imagen pública, sígueme, y en una próxima publicación lo sabrás. ¿Necesitas que te ayude a gestionar tu imagen pública?


[1] Jesús María Cortina. (2006). Identidad, identificación, imagen. México: Fondo de Cultura Económica, p.134