Leyes de la belleza

Las cosas bonitas propician un estado de ánimo alegre y posibilitan el pensamiento creativo. Cuando abro las cortinas de mi habitación y veo los radiantes colores de las flores me siento contenta. La belleza de las cosas me genera deleite. En general no reparamos en el vínculo que existe entre la belleza y las sensaciones positivas que se producen. Se suele pensar que la belleza es solo subjetiva y que depende del observador. Pretender explicar la objetividad de la belleza como resultado de la mente puede ser un intento inexacto. Propongo dilucidar la objetividad de la belleza como consecuencia de las leyes de la naturaleza. 

Las leyes de la naturaleza no son producto de la mente humana, son propiedades de las leyes fundamentales. Al ojo humano, como parte de la naturaleza, le gusta y atrae la simetría. Nuestro cerebro reconoce la simetría instantáneamente, antes que las formas asimétricas. La simetría es la ley esencial de la belleza, lo que la hace objetiva. Se convierte en subjetiva al pasar por el filtro de la razón y la emoción de cada ser humano. La subjetividad de la belleza es resultado de la mente, de la percepción, proceso en el que intervienen factores como la cultura, la capacidad cognitiva, los sentimientos, las emociones, la edad, el género, el condicionamiento, las expectativas y motivaciones del observador, entre otros elementos. 

El placer que nos entrega un bello paisaje tiene menos que ver con lo vemos y mucho con lo que sentimos, y ejerce un profundo efecto en nuestra conducta. Un indicador de la belleza del entorno es el color, el cual provoca una experiencia penetrante y momentánea de emoción positiva. Esa emoción es la recompensa que nos regala el cerebro. 

La simetría, propiedad de las leyes naturales, existe independientemente de que los individuos sean conscientes de ello. Un estudio de la Universidad de Liverpool (Fetel, 2019) concluyó que las personas asocian inconscientemente las formas simétricas a palabras como placer, paraíso o cielo; y a las asimétricas con desastre, mal o muerte.

La gente considera más atractivos los rostros simétricos y les concede atributos relacionados con mayor salud e inteligencia. Las mujeres con cuerpos simétricos tienden a ser más fértiles y los hombres gozan de una mayor movilidad espermática. Nos gusta la simetría porque es una señal de energía y salud. Esa energía afecta nuestra energía interna y suele arrancarnos una sonrisa de satisfacción. 

Hago el antecedente de la belleza para decirles que la gestión de la imagen es un tema complejo, que no solo sirve para lucir atractivo sino también para influir y generar poder. Una imagen atractiva provoca sensaciones de placer, y el cerebro humano está diseñado para buscar el placer y evitar el dolor. La imagen no solo sirve e influye en las actitudes de otras personas hacia nosotros sino también, y cosa más importante, influye en lo que pensamos de nosotros mismos. 

Un especialista con posgrado en Imagen Pública busca la simetría con las prendas, el maquillaje, la postura, el color, las texturas, etcétera. Siempre será más fácil ayudar e interactuar con personas que nos gustan. En IQGV ayudamos a la gente a seducir con los sentidos, a mejorar la percepción que tiene de sí misma, a reforzar su autoestima y a generar una relación positiva con la belleza.

IQGV lanzará en 2023 diversos programas para ayudar a las personas a gestionar su imagen pública y convertirla en una experiencia de vida. La apariencia es solo un fragmento de la imagen pública. En una próxima entrada les hablaré de los otros elementos que la conforman, pues la imagen es fondo y forma. Si te interesa o conoces a alguien que pueda servirle, comparte esta información y envíanos un mensaje a hola@iqgvblog.com

Referencia: Citado por Fetell Ingrid, Las formas de la alegría. (2017). Paidós.

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